CULPA, cortisol y aumento de peso




La culpa es una agente estresanteCuando nos sentimos estresados, nuestro cuerpo libera una hormona llamada "cortisol" y es la encargada de preparar al cuerpo para actuar frente a ese estrés, al mismo tiempo se desencadenan toda una serie de mecanismos fisiológicos hormonales que, entre otras cosas, están relacionados con el metabolismo de la grasa y el hambre aunque no haya una necesidad física real, comer como falso consuelo ante el estrés suele ser un factor de aumento de peso. ¿Te ha pasado que tienes antojos, sientes culpa de tener antojos y vergüenza después de comerlos o de sólo desearlos? A èsto, en psicología se le llama “hambre emocional”, muy relacionada con la adicción al azúcar.


El hambre emocional es un trastorno alimentario que está vinculado a las emociones y los sentimientos que experimentamos, se presenta de manera repentina con aumento del apetito y “necesidad” (y urgencia) de un alimento en específico, principalmente de alimentos dulces o alimentos altos en carbohidratos, una vez que pasa la situación de estrés, el nivel de cortisol disminuye y el cuerpo vuelve a su equilibrio normal, sin embargo, eso no pasa si caemos en la tentación de comer o si sentimos ansiedad por hacerlo.


Nuestro diálogo mental, se desencadena si consideramos que un alimento es malo, si creemos que algunos alimentos son “pecado”, surge la culpa, este juicio interno pasa al sistema límbico, el encargado de regular las emociones y como esos “pecados” son un estímulo negativo, se activa el sistema nervioso simpático, el que se pone en marcha cuando tenemos estrés.


Y cuando hay estrés, el cuerpo lo que hace es inhibir la respuesta de los órganos digestivos, aumentando los niveles de insulina y cortisol en sangre, lo cual produce una ralentización de la quema de calorías y una mayor acumulación de grasa, por lo tanto, aumento de peso. Aunque no comamos esos “alimentos pecado”, nuestro cuerpo va a reaccionar negativamente a nuestros pensamientos, porque para la mente lo que creemos es lo que creamos.


Además, no son los alimentos en sí lo que nos genera la culpa, sino la idea de nosotros como “pecadores” (incluso de pensamiento), “débiles”, “sin voluntad”, lo que provocan ésta reacción, por eso yo recomiendo aligerar la carga emocional de los alimentos, y ser más compasivos con nosotros mismos, afrontar el plan alimenticio cetogénico (o cualquier plan de reducción de peso), requiere un punto de vista más positivo, un enfoque positivo estimula emociones positivas y en consecuencia, acciones positivas.



A mí me gusta mucho escuchar este audio, son afirmaciones positivas que facilitan nuestro cambio de pensamiento en relación a bajar de peso.


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